jueves, 28 de febrero de 2013

Anacreonte

Anacreonte
No se sabe exactamente la fecha de su nacimiento, aunque tuvo lugar en el siglo VI a.C. en Teos, ciudad de Asia Menor. Debió asilarse en la ciudad tracia de Abdera a causa de la expansión persa. En la nueva patria escribió sus primeros poemas y luego pasó el resto de su larga vida en diversas cortes reales que aspiraban a ser cortes de las musas. Polícrates, rey de Samos, le protegió como mecenas. En esta corte cultivó la amistad íntima de Batilo, joven de gran hermosura al que alabó en sus composiciones, y trabó correspondencia con la poetisa griega Safo. Muerto su protector, encontró acogida en casa de Hiparco en Atenas, hombre sensible a la poesía, y en cuya corte permaneció siete años. Nada se sabe de su muerte, posiblemente ocurrida el año 475 a.C. en Atenas. Esta ciudad le erigió una estatua en la que se le presentaba cantando.
Sobre su personalidad sólo se sabe lo que el poeta descubre en sus versos. Éstos dan idea de un hombre sensual, amable, bebedor y mujeriego. Creía en la amistad y en las relaciones humanas. Fue equilibrado y moderado; no ambicionó nunca riquezas ni honores, y encontró la felicidad en la vida tranquila. Los alejandrinos publicaron toda su obra en cinco libros, dividiéndola en himnos y canciones de amor, yambos que contenían poesías de corte satírico-burlesco y elegías que incluían cantos fúnebres y dedicatorias.
Anacreonte fue un poeta de renombre en la literatura universal. Su obra se difundió desde su muerte hasta el siglo X después de Cristo. Su imagen decayó durante la Edad Media, época en la que el predominio de la cultura eclesiástica no favorecía la presencia del espíritu placentero y pagano del poeta griego. Resurgió potenciado por el Humanismo del Renacimiento.

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